sábado, 29 de noviembre de 2008

El cuento de los cuentos

El otro día leía la pequeña columna de Fernando Aramburu en El Cultural a propósito del descrédito entre -la generalidad de- los lectores del cuento o relato literario. Y coincide con reflexiones que me vengo haciendo desde hace tiempo a este propósito. He hecho encuestas entre mis amigos escritores y no escritores acerca del tema, sin llegar a ninguna conclusión definitiva. ¿Se publican pocos libros de cuentos (género maldito entre los editores) porque la gente los lee poco, u ocurre más bien a la inversa? Creo, sinceramente, que el asunto admite explicaciones comerciales, culturales y hasta antropológicas. Aventuraré algunas.

En una época que se jacta de haber acabado con los 'grandes relatos' (históricos, me refiero) la gente anda necesitada de otros grandes relatos, novelescos éstos (a ser posible, un tocho que ronde el millar de páginas). Podría enunciarse un principio de indeterminación entre las variables metafísicas y narrativas. Es decir, cuanto más determinado sea el relato metafísico-histórico, menos requiere una cultura relatos ficcionales prolongados y matraquistas. Por otra parte, es cierto, se suman a ello cuestiones económicas. La relación coste/nº páginas se optimiza con las grandes novelas (incluso en las ediciones de pasta dura), desatendiendo otras variables literarias como la intensidad de la narración (garantizada por lo general en el cuento). Es curioso que en nuestro modo de vida contemporáneo en el que todo pasa rápido y las lecturas se hacen por lo común a bordo de transportes públicos durante trayectos más o menos cortos, los lectores prefieran aferrarse a volúmenes inacabables y casi inmanejables. Paradójico, ¿no? ¿O no tanto?

martes, 25 de noviembre de 2008

'Odio Barcelona' (pequeño contagio)

Señoras y señores... La solución a la actual crisis no consiste en que los estados inyecten dinero público para salvar a bancos y compañías de seguros. No es ése el camino. El problema no es el capital, sino la reticencia de algunos gobiernos y ciudadanos a que éste prosiga su imparable avance. He tenido un sueño (no todas las ideas geniales se le van a ocurrir en este país a Jiménez Losantos, ese Savonarola postmoderno). En él las ciudades cotizaban en bolsa, al igual que las empresas (¿no son las ciudades auténticas empresas? Y si no lo son, ¿a qué están esperando?). Una ciudad podía comprar a otra en horas bajas, pero no me refiero al conjunto de edificios y aceras y habitantes. No es eso. Me refiero al nombre, exclusivamente. Imaginen que Barcelona ha perdido el 50% de su cotización en bolsa, y que uno de los inversores mayoritarios quiere deshacerse de su parte de la compañía. Pues nada más fácil que ofrecérsela a los posibles compradores. Por ejemplo a una gélida ciudad rusa, que a partir de entonces pasaría a denominarse con el nombre de la afamada y milenaria ciudad a orillas del mediterráneo. O, mejor aún, a una Murcia boyante que opta por hacerse con el nombre-marca de Barcelona. Una Murcia que pasase a llamarse Barcelona. Imaginad, murcianos de la diáspora, poder pronunciar al fin algo así como 'acho, que me vuelvo pa Barna'. Una gozada, ¿no?

sábado, 22 de noviembre de 2008

Cadenas de búsqueda

Me invade cierto estado de desolación cuando, al introducir una cadena de búsqueda, el buscador (Google, por supuesto) declara que "No se encontró ninguna página web estándar con todos los términos de su búsqueda". Internet, como doble del mundo que aspira a ser, también debería disponer de su poesía, de páginas dedicadas a custodiar cadenas de búsqueda, quizás inverosímiles, pero no exentas de belleza. Así que he decidido contribuir modestamente a ese proyecto, añadiendo a este post algunas de esas frases. Así, la próxima vez que alguien las teclee, el buscador podrá redireccionarlo a esta página. Les dejo con algunas de ellas:

Algo va de lo invisible a lo invisible (a través de lo visible)

Aneurisma de una estinfálida

Cualquier circunstancia es buena para sentirse Gioconda

Nada hay tan contagioso como la estupidez humana

La media siempre estará por debajo de la media

El cerrajón es una hierba comestible

Sánchez Dragó gana el premio Nobel de literatura

Han pasado dos días desde el Apocalipsis

España, al fin, campeona del mundo de fútbol

Estoy vivo porque acabo de morir, como hacemos todos cada milisegundo


Prueben, prueben dentro de unos días.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Haz de tu perro una estrella con el cliker

Si acaso se les ocurre pasarse por una librería y hacerse con Click, no dejen de atender las recomendaciones:




Luego me cuentan qué tal los libros.

jueves, 13 de noviembre de 2008

La última

Algunos ya conocen ese extraño 'don' del que estoy provisto que consiste en mi capacidad para encontrar piezas de puzzle en los lugares más insospechados. A mí la cosa ha dejado de parecerme esotérica para convertirse en algo de lo más natural (como mucho, lo asocio a un signo de buen augurio). Imagino que por cada pieza en mi poder hay un puzzle incompleto en algún lugar de la geografía. Si ése es su caso, no dejen en ponerse en contacto conmigo. La última la encontré nada más regresar de Barcelona, el sábado, en la plaza de La Cebada, a las ocho y media de la noche (el lugar estaba a oscuras, lo juro). Aquí se la muestro:

domingo, 9 de noviembre de 2008

Documentos y fantasmas

Estuve en Barcelona presentando la novela en la FNAC de Illa. Fue un lujo tener a Jordi Carrión como presentador, conocer a Sergio Chejfec y ver de nuevo a Eloy Fernández Porta y a Diómedes Cordero. Todo fue a las mil maravillas. Al día siguiente acudí a ver un par de exposiciones de fotografía. Una, la de Joan Fontcuberta, en el Palau de la Virreina. La otra, en el MACBA. Es curioso, pero ambas exposiciones se contraponen y, al mismo tiempo, se complementan. La del MACBA lleva por título Archivo universal, y consiste en una reflexión sobre la noción de archivo fotográfico. La evolución de la ciudad de Barcelona (sus gentes, sus lugares), fotografía de la URSS, la 'fotografía comparada' de Aby Warburg... Eran algunos de los ingredientes de esa proliferación mareante de imágenes (el MACBA me pareció una versión de la caverna platónica).



El documento como algo asociado siempre a la descripción de la realidad, como icono e índice de lo real. Todo lo contrario de lo que ocurría en la exposición de Fontcuberta. Una puesta en duda de la misma noción de documento, un trabajo que parte de una concepción tecnológica distinta, la de la fotografía digital. Fontcuberta llena los salones de la Virreina con 'fantasmas', imitaciones desviadas de la realidad, auténticos 'Fakes' como los del astronauta ruso Ivan Istochnikov desaparecido en el espacio, que deja un mensaje de despedida dentro de una botella vacía de vodka.




Fontcuberta es capaz, entre otras cosas, de crear un maravilloso mundo de estrellas y constelaciones a partir de los restos del impacto de insectos en el parabrisas. Salgo del Palau a la luz de Barcelona, paseo entre esos otros simulacros que son los hombres-estatua de las Ramblas. Imposible creer en la anábasis.

martes, 4 de noviembre de 2008

Más sobre el aleph

Ya hablé en alguna entrada anterior acerca de la relación de 'el aleph' de Borges y el acelerador de partículas del CERN. Pues bien, así, mirando otras cosas, que es lo mismo que decir por casualidad, me acabo de enterar de que el nombre de uno de los cinco detectores del acelerador lleva por nombre... 'Aleph'. Chapeau por quien lo bautizara así. El círculo (y no sólo el del acelerador) se cierra. Les dejo una imagen del aleph y algunas otras bellas imágenes obtenidas a partir de partículas elementales en el interior de cámaras de burbujas. Hay que ver lo que se parece la belleza subatómica a algunas obras pictóricas de la vanguardia.