
Hermosa la película de Mathieu Amalric, inspirada en una novela de Daniele del Giudice. Una historia que encantaría a Vila Matas, la de una chica que investiga la figura literaria de Robert Vohler (nombre extrañamente similar al de Robert Walser), conocido por no haber publicado ningún libro (otro Bartleby, sí). Una película que se narra en varios idiomas y que transcurre en varios países, en particular en esa ciudad que parece no pertenecer a ningún país que es Trieste (la Trieste de Joyce y de Italo Svevo). Maravillosa la escena final, donde la protagonista visita el estadio vacío de Wimbledon, momento en el que, contemplando las gradas vacías, quizás llegue a comprender el acto sublime de Robert Vohler, la soledad de un hombre que escribe para un público inexistente.