martes, 29 de junio de 2010

Semiótica del Jabulani

Fundamentalmente son dos los vídeos que sirven para promocionar el mundial de fútbol de Sudáfrica. Uno de ellos es el Waka, waka de Shakira, el otro es el Wavin' flag del hiphopero K'naan. Aprecio dos mensajes complementarios en estos vídeos. El primero de Shakira es portador de un contenido sin duda épico. Tanto las imágenes como la letra ('batalla', 'ruedo', 'vamos por todo') pretenden dar cuenta de la gloria y -su némesis- la derrota asociada a la práctica del fútbol, del éxtasis y de la desolación del héroe futbolero. Es un vídeo para inyectar adrenalina, si no en el jugador (para eso están los tracks de Gladiator de Guardiola), al menos en el público real y -sobre todo- televisivo. Es el vídeo tras el cual uno se sienta a contemplar el partido.

El vídeo de K'naan, sin embarbo, pretende transmitir otros valores. El fútbol como comunión universal, el balón, saltando de pie a pie y de cabeza a cabeza, como metáfora de la comunión entre los pueblos. Wavin' flag (the celebration mix) (el propio título da muestras de ello) se convierte así en un mensaje evangélico que lleva a todos los pueblos del planeta la buena nueva de la pax universalis a través de la práctica del fútbol, como corresponde por otra parte al ideario buenrollista de Coca-Cola, patrocinador del vídeo. El de K'naan es un vídeo que uno se puede poner incluso aunque su equipo haya perdido el partido, como consolación y acto de fe en un más allá colmado esperanza.

Y ahora me voy a ver el partido.



domingo, 27 de junio de 2010

Los errores del copista

Traduzco (del francés) un par de fragmentos de este libro de Botho Strauss, desgraciadamente inédito en castellano. Aún en su lectura en frances Les erreurs du copiste me ha parecido un libro que quema en las manos, un libro con una carga de poesía y de pensamiento insólitas; un libro en el que, tras la lectura de cada fragmento, el lector desearía tener al autor delante para mostrar su acuerdo o todo lo contrario.

La era de la disolución (Nietzsche) no cesa. A menos que no se trate en absoluto de disolución, sino de movimientos desordenados dentro de un campo de energía más grande que, debido a nuestro deseo de certidumbre subjetiva, llamamos ‘historia’. El material que la compone poseería, antes de la falsificación del pretérito, la estructura de acontecimientos inconsecuentes que se parecen más a los saltos de orbital atómicos que a las articulaciones cronológicas. Así, al final, llegaríamos, por decirlo de algún modo, a una teoría de campo para una época dada –de este modo nos hallaríamos en una ‘historia’ completamente diferente de la que habla de la alternancia y del desarrollo de épocas.

[...]

¿Por qué no sentir cada día la omnipotencia de los fundadores? Regocijarse con la opulenta cultura de los descendientes y de las variaciones, sin olvidar enlazarlo con el original. Así cada día llegamos a cerrar el círculo del recuerdo, que no autoriza ninguna ilusión de progreso.

De repente pierdo toda distancia en relación a Baudelaire. No veo ninguna necesidad de adherirme a la diferencia de época y de individualidad, y de hacer como si no hubiese inaugurado para siempre y para todos una manera poética con la que todo individuo en su época puede adherirse, si es capaz.

Así, siendo las cosas como son, me parece a veces deseable cultivar una pasión literaria a la oriental, en la que la maestría se muestra en la proximidad al modelo y no tanto en la particularidad y la diferencia. No se trataría entonces de lograr un estilo sino de escribir partiendo de un espíritu preeminente, de una poesía potente que abandona todas las pretensiones temporales e individuales de la apariencia.


lunes, 21 de junio de 2010

A partir de una exposición de fotografía de Harold Edgerton

Cosas que no se ven

Por ejemplo
Que una gota de leche que golpea sobre una superficie
adquiere la forma exacta de la corona
del rey de corazones
Que una granada es una manzana
atravesada por una bala
Que un gato toma la leche del plato
curvando su lengua hacia atrás
Que un golfista ejecuta en su drive
una perfecta espiral de arquímedes
Que la muerte agita sus alas
a una velocidad mayor aún
que la de un colibrí














martes, 15 de junio de 2010

El grito Wilhelm

Un hallazgo asombroso, una auténtica 'pathosformel' de la postproducción:



Y para los que quieran saberlo todo sobre la historia de este grito:


Grito Wilhelm.

lunes, 14 de junio de 2010

¿La muerte del narrador?

¿Sobre qué escribir? Asunto peliagudo. En un mundo gobernado por la estupidez y la omnipresente simulación, ¿qué puede aportar un escritor? ¿Cuál es el motivo por el que uno desearía interrumpir a unos actores y subir al escenario en el que transcurre su obra? ¿No sería mejor incorporarse a ella? Ser un payaso que intenta hacer reír al resto de payasos, por ejemplo. Un narrador resulta tan prescindible en la actualidad como la vigorexia de un héroe homérico en un mozalbete de La Moraleja. Como la inteligencia, incluso. Ayuno de troyas, el musculado maromo usará su escultural cuerpo para levantar pesas y lucir figura en gimnasios y playas de moda. Habiendo renunciado a los asuntos de relevancia, la inteligencia se demora en menudencias y bizantinismos, como la cola de un pavo real reciclada en plumero de búcaros taiwaneses. Al narrador sólo le queda aquello de lo que no puede disponer la maquinaria mediática, aquello que siempre se llamó anecdótico (lo que no se daba a publicar), el microcosmos donde anidan los pequeños gestos, las ocurrencias que refracta la conciencia y la pulsión benefactora de lo íntimo.

jueves, 10 de junio de 2010

Sobre la masturbación entendida como una de las bellas artes

He aquí un artículo que recomiendo a todos aquellos que siempre disfrutaron del más auténtico de los placeres solitarios (hablo de la literatura, claro).

lunes, 7 de junio de 2010

Preferiría no ser visto

Vivimos en una época en la que la visibilidad (física, emocional…) se impone. Dicha visibilidad alcanza hasta el detalle de nuestras relaciones –redes- sociales. Quizás el ojo nunca haya conocido una avidez como la actual. A los sistemas de poder no se les escapa la potencialidad que otorgan los nuevos medios para ejercer su control y posterior represión. Controles de velocidad, cámaras de vigilancia omnipresentes, análisis para detectar la ingesta de drogas… Hasta esos cuartos de baño japoneses en los que tras hacer pis en el váter un espejo muta en pantalla donde se nos muestra el resultado del análisis de orina. Y mientras tanto un centenar de ‘poderosos’ se reúnen en Sitges (esa ciudad asociada al –cine de- terror) en absoluto anonimato, out of record, para decidir los destinos del mundo. La invisibilidad se ha convertido en un privilegio del que muy pocos pueden gozar. Metáfora de lo divino, el poderoso aspira a verlo todo sin ser él mismo contemplado. Puede decirse que acumula mayor poder aquél que más y mejor puede ver sin ser él visto. De ahí la delicuescencia e inmaterialidad del poder en estos tiempos en los que más que nunca cobramos conciencia de que los supuestos poderosos (los políticos que detentan el poder ejecutivo) no son más que títeres en manos de fuerzas oscuras e inmateriales (inmateriales por invisibles) denominados, por ejemplo, ‘los especuladores’ o ‘los mercados’. Pynchon es un escritor todopoderoso porque nadie lo ha visto nunca. El mundo no se divide entre proletarios y capitalistas, sino entre perfiles visibles e invisibles. ‘Preferiría no ser visto’ podría convertirse entonces en lo más parecido a un lema aristocrático.