lunes, 26 de noviembre de 2007

La máscara, adolfito


Siempre me he preguntado el por qué del singularísimo bigote de Hitler. Y parece haber una explicación. Un compañero del futuro Führer que compartió trinchera en la primera guerra mundial, Alexander Frey, aseguró que Adolf usaba entonces el clásico bigote guillermino. Sin embargo, tuvo que recortárselo para que no diese problemas al usar la máscara antigás. Lo que no sabemos es por qué, después de la guerra, no volvió a dejárselo crecer. Esto hace del bigote de Hitler algo que psicoanalíticamente recibe el nombre de síntoma, un síntoma que refleja el trauma de la Gran Guerra. Como si un superego le susurrara continuamente al oído: "todavía no acabó la guerra, adolfito, aún sigues en peligro".

martes, 20 de noviembre de 2007

Pressing Catch


El estadio está lleno de público. Algunos levantan carteles donde puede leerse: Khali, you're the only one o Death to the O.N. Otros sin embargo exhiben mensajes que dicen Go O.N! o O.N: you are our inmortal hero. El primero en salir a la arena es el Gran Khali. Dos metros veinte de altura, ciento cuarenta kilos de peso. Tez oscura. Bigote y perilla enmarcando una mandíbula pleistocénica. Viste un pantalón negro y lleva el pecho desnudo. Arrastra los pies sobre zapatos de grandes suelas caminando despacio, reconcentrado. Un aullido proveniente de la grada acompaña los pasos del Gran Khali hasta el cuadrilátero. Sube al ring y levanta los brazos. A la vista de los músculos embutidos bajo la piel aceitada da la impresión de que podría derribar a un rinoceronte a la carrera con sólo ponerle la zancadilla. El Gran Khali hace oscilar su cabeza y musita palabras que nadie puede entender, a medio camino entre la injuria y el rezo, mirando fijamente a la entrada del túnel de vestuarios. Es el momento en el que aparece su contrincante. Envuelto en una espesa nube de humo entra en la arena el Narrador Omnisciente (alias O.N). Poco a poco puede verse con nitidez su figura. Es un enano. Viste un traje ajustado naranja con botas azules y capa amarilla. Sonríe y saluda a los asistentes que claman al grito de go O.N, go O.N, al tiempo que agitan sus pancartas. El Narrador Omnisciente sube los peldaños del cuadrilátero, pisa el ring y muestra al Gran Khali una sonrisa taraceada de dientes afilados. El Gran Khali retrocede un paso. Recupera luego la posición. Nunca hasta este momento se habían enfrentado dos contrincantes que desconocían lo que era la derrota.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Satán, señor del mundo

Hoy descubro el aspecto de los cinco críticos de moda más temidos por los diseñadores (Suzy Menkes, Anna Wintour, Michael Roberts, Anna Piaggi y Carine Roitfield). Si no han visto sus fotos (sus pintas, me refiero) no pueden hacerse una idea nítida del adjetivo espeluznante. Y pensar que ellos/as son la cúspide de la gran pirámide de la moda, que por vía especular o mimética (unas marcas, las más baratas, copian a las más caras, etcétera) replica los dictámenes y gustos de estos popes de la alta costura, como si de una estructura fractal se tratara... Aunque en el fondo quizás ocurra así con la mayoría de los asuntos. El absurdo, la idiocia, la banalidad y el mal gusto en el origen de toda la cadena descendente que sujeta como último eslabón al raso contribuyente. Recordemos ese cuento de Francisco Ayala, El hechizado, donde el indio González Lobo parte a la búsqueda del rey Carlos II, El Hechizado. Al final de la peripecia, después de sobornar a una enana para que le abra la puerta de la estancia donde se aloja la cabeza del imperio, descubre a un ser ruinoso e incontinente de cuyas comisuras brota un hilo de baba. Quizás la hipótesis teológica menos falible sea la de los ofitas, convencidos de que el que trae la luz al mundo no es dios, sino una oscura divinidad que ellos denominan Satán.

jueves, 15 de noviembre de 2007

"Cortes publicitarios" en "La enana marrón"

Por fin, después de su estreno en Murcia, los días 23 y 25 de este mes se proyectará dentro del festival de cine experimental de Madrid la película de animación inspirada en "Cortes publicitarios", obra de Daniel Martínez Pérez. Aquí les dejo el enlace por si a alguien le pudieran interesar este tipo de cosas extravagantes. Además de "Cortes" podrán verse obras de los poetas Óscar Curieses y Chus Arellano.

La enana marrón (ciclo de cine y poesía)

lunes, 12 de noviembre de 2007

Un síntoma

El affaire entre nuestro rey y Chávez no es más que un síntoma de los tiempos que corren. Un gobernante calificando a otro ex-gobernante de fascista mientras que el superhéroe del consenso intenta llevarlo por el buen camino insistiendo en la necesidad de dialogar sin llegar al insulto. Y entonces la autoridad simbólica de un rey espoleada por el resorte de la adrenalina gritando ese memorable "por qué no te callas". Y luego su majestad saliendo de la sala, un acto, pese a todo lo que se ha dicho, inteligente. ¿Dónde estaba la autoridad? ¿Acaso se puede insultar en una conferencia internacional a un ex-dirigente y seguir cómodamente instalado en el asiento? La dinámica de nuestras aulas parece extenderse a la política internacional (al menos a la iberoamericana). Un niño gritando "fascista, fascista, fascista..."; otro niño gritando "no digas eso, no digas eso, no digas eso...". Y el delegado de la clase que se marcha porque no puede soportar la impotencia. (Sí, niños, el disenso existe, estaba ahí desde el "Érase una vez...". No lo olvidéis). Y mientras tanto... ¿Dónde estaba la dirección?

domingo, 11 de noviembre de 2007

Perro muerto en tintorería

"Los alemanes, es esencial, tendrán que constituir un sociedad cerrada entre ellos, como una fortaleza". Una frase de Hitler tomada de la magnífica novela de Vollmann, Europa Central. Y, resonando con la anterior, esta otra de Rousseau:

"La conservación del estado es incompatible con la conservación del enemigo, es preciso que uno de los dos perezca, y cuando se hace perecer al culpable es menos como ciudadano que como enemigo".

Angélica Liddell toma esta última frase como motivo fundamental de su obra Perro muerto en tintorería, actualmente en el Teatro Valle Inclán. Esa incompatibilidad, incompatibilidad con la seguridad del organismo que es el Estado, es una parte del alma que todos llevamos dentro. Ninguno de nosotros es absolutamente seguro para el superego vigilante estatal. Nos sentimos víctimas, sí, pero también (como dice Octavio, uno de los personajes) verdugos. Una vez que las fronteras están seguras (en ausencia de alteridad ya no hay otro que exterminar, que colonizar), el otro acaba siendo uno mismo. El enemigo vive puertas adentro, en nuestra sociedad, bajo la piel. Y la metáfora organicista del Estado sigue funcionando. Hay que mantener la pureza del organismo haciendo uso de los medios inmunitarios estatuidos: no drogas, lenguaje políticamente correcto, higienismo físico e ideológico... El vecino, el amigo, nosotros mismos podemos acabar resultando sospechosos.

Angélica ofrece una obra con altibajos pero emocionante y llena de verdad (una verdad que paraliza al igual que la Medusa). Un trabajo cruel, ritual, artaudiano, exigente con los actores y con el espectador. Liddell es el chivo expiatorio que se ofrece a sí mismo -¿HAY ALGÚN HIJO DE PUTA QUE QUIERA MATARME?- al público para ser exterminado (por decir la verdad, como los locos, como los bufones). Una obra que no busca entretener, que incomoda. Algo más y algo menos que teatro.

Absolutamente recomendable.

lunes, 5 de noviembre de 2007

3141529...

A vueltas con la teoría de la conspiración... Los defensores de la teoría de marras deben ser buenos lectores de novela negra. En realidad nos las vemos con cuestiones narratológicas. Hay quien no puede soportar una historia donde no haya un culpable, o donde la culpabilidad se disuelva como un terroncillo de azúcar. El otro día escuché un ejemplo muy bueno en la radio. Varios amigos deciden hacer un simpa, así, espontáneamente. Y lo hacen. ¿Quién es el autor intelectual? ¿Hay algo intelectual en hacer un simpa? Siempre he pensado que detrás de todo ser humano se encuentra un paranoico atenuado, en potencia, que de vez en cuando pasa al acto. En ese crear orden a partir del caos quizás resida una de las mayores fuerzas de la especie. Y la imaginación, naturalmente, tiene que ver con ello.

Les propongo un sencillo ejercicio, a modo de ejemplo. A ver si son capaces de encontrar el siguiente número de la serie:

3 1 4 1 5 2 9

domingo, 4 de noviembre de 2007

Der Stoff aus dem Literatur

Lugares donde uno puede encontrarse con lo real:

  • Un basurero.
  • La sala de urgencias de un hospital.
  • Una comisaría de policía.

Lo real como lo más estúpido (el desperdicio, el dolor, la violencia), aquello que sirve como materia para metáforas pero que nunca es metáfora de nada distinto de sí mismo. Y en metáforas, evasiones y domesticaciones de lo real se nos va la vida y la literatura.