martes, 10 de febrero de 2009

Pareja de ases




He aquí dos libros excelentes y que a mi juicio no debieran pasar desapercibidos (dando por sentado que la poesía ya pasa por sí sola bastante desapercibida). Se trata de Viaje a la mansedumbre, de Juan José Rodríguez, y de La flor de la tortura, de Raúl Quinto. Juan José practica una poesía heredera de la de Wallace Stevens, una estela que sólo puede seguir un poeta aguerrido y de solidez contrastada. Raúl investiga (siguiendo de alguna manera los pasos de Baudelaire) los nexos entre la belleza y la muerte en un libro que sortea con acierto los riesgos de la temática. Estamos ante dos muestras -diversas- de calidad de nuestra poesía actual en castellano.



CAMARA OSCURA

Una fotografía en blanco y negro
muestra un cadáver
con los ojos abiertos,

te mira fijamente,

como aquellos retratos de Van Dick
que escrutaron tu alma
entre las llamas del museo;

son las mismas pupilas
descendiendo
hasta el no más allá
de tu aliento,
el mismo corazón decapitado
latiendo sin sentido
sobre la mesa del quirófano,

pero tú eres otro.

En la frontera de ti mismo
te acercas y me dices:

"Es la caligrafía del dolor
quien nos escribe,
mira mis ojos
y encontrarás un túnel para el odio".

Miro tus ojos y comprendo.

La belleza es la muerte.

(De La flor de la tortura)


ARGENTINA 1978 (SECUENCIA)

Cables que atan las muñecas
y los tobillos al acero,
que conectan la máquina del grito
mientras la luz desnuda su epilepsia
y los cuerpos a oscuras

rozan la inexistencia
por un instante.

Estas son las pupilas que te miran.

Una flor de penumbra
extiende la cuchilla de sus pétalos
sobre la lengua que nos dice.

Y digo que su aroma es este poema.

Y escribo que el dolor abre sus manos.

(De La flor de la tortura)


FANTASÍA DE LOS MUCHACHOS IRREALISTAS

Como la rueca que hila el cordón de las horas,
las imágenes cumplen tareas invisibles.

Así, la orquídea ardiente
sobre las manos de la niña despierta.
Así, el eclipse lunar
que mancha tu ventana para siempre.
Así el fragmento de hielo
coronando la última estrella fugitiva.

Sólo que yo no diferencio, tan inútil,
una imagen cualquiera del viento que atraviesa
el trigal amarillo y el bosque sin la luna.

Una imagen escrita es lo único real:
en el aire dibuja sus caminos de fuerza.
La fábula es visible si la tientas.

(De Viaje a la mansedumbre)


HILACHA DEL TIEMPO

En la memoria,
tránsito de la luz nunca heredada,
no caben alfileres o pájaros:
no cabe nada
que tenga nombre
o perfil consumado en la tierra.

Sólo el olvido, con su aroma a distancia,
no engaña al pensamiento.

(De Viaje a la mansedumbre)

1 comentario:

Granito dijo...

No los conocía, muy buenos ambos, cada uno en su estilo.

En mi caso viajaré a primero la mansedumbre, y quizá me ayude a sostener la flor después.

Gracias por la recomendación y saludos.