sábado, 1 de diciembre de 2007

Sea usted auténtico

Quizás no haya habido otra época tan engañada respecto a sus propios mitos. Vivimos en un momento histórico de supuesto respeto por la diferencia, cuando lo cierto es que nunca como ahora se busca domesticar o reprimir al otro. Sobre todo cuando ese otro vive instalado bajo nuestra propia piel. Zizek, filósofo al que vuelvo una ves tras otra, comenta que el niño postmoderno que visita a su abuela no lo debe hacer por elementales valores de respeto al ancestro (algo reaccionario y por tanto vituperable) sino que debe convencerse de que lo hace por amor (debe ser "auténtico" en su acto filial). El muchacho de hace apenas una generación podía mostrarse respetuoso en clase y despotricar fuera del aula sobre las taras o incompetencias de su profesor. El pater familias romano educaba a sus hijos y sostenía el matrimonium sin que esto le impidiera gozar de los placeres de Afrodita (y otro tanto hacía la esposa, con la única condición de traer al mundo hijos legítimos). Nuestro tiempo impone una constante "autenticidad", un monismo subjetivo que pretende olvidar la contradicción natural y la fractura interior al sujeto. Ahora el muchacho no ha de esperar al recreo para insultar al profesor, puede ser "auténtico" hasta el punto de permitirse ofenderlo dentro del aula. El esposo o esposa debe sincerarse y relatar las aventuras extraconyugales a su pareja que debe no sólo aceptar civilizadamente la infidelidad sino además comprenderla. La "autenticidad" crea su propio síntoma, y ese síntoma se llama angustia.

7 comentarios:

samsa777 dijo...

Ansiedad y aceleración.

Magnífica entrada.

Saludos

Anónimo dijo...

...

Ibrahim B. dijo...

Umberto Eco hablaría de "descodificación aberrante" de la moral kantiana. Pero bueno, un par de ajustes más y nos convertimos en el sueño de la razón. A mí me mola que le tiren borradores al profesor de turno y tal. Yo tiraba borradores, de hecho, hasta hace unos pocos años a mi profesora de filosofía. Qué cosas.

Anónimo dijo...

Uf, si hacías eso con la de filosofía, no quiero saber cómo tratarías al de matemáticas.

Anónimo dijo...

Yo a la de matematicas le miraba los senos y los cosenos, y casi siempre me salia por la tangente, igual que tú ¿te acuerdas?

Anónimo dijo...

Qué mala memoria, jorobar. Yo atendía -y cómo- a esas curvas ideales (las de la pizarra). Eso sí, yo creo que la señorita correspondía a tus fantasías con esa mano que se hundía hasta lo inverosímil en la profundidad del bolsillo de su vaqueros (que yo imaginaba desprovisto de forro). Una magnífico ejemplo de atención a la diversidad.

blackjacket dijo...

interesante reflexión... aunque no me cerró del todo el planteamiento final de lo auténtico.
lo auténtico
cosa tan asustosa en "la posmodernidad",
pareciera que en ella lo auténtico rebotara
suerte de rebote desde lo impuro, lo que somos
hacia una pureza inauténtica (que se dice auténtica, algo típico de nuestros tiempos)
o bien hacia lo puro-religioso
lo ancestral
lo que ha quedado fuera del tiempo.
señor peripatetico
reciba mis saludos