miércoles, 28 de enero de 2009

Sí-no-sí-no-ci-lla

Estos días de presentaciones y de entrevistas a propósito del 'Nuevo talento FNAC' había una pregunta que se repetía de manera casi unánime en boca de los circunstanciales entrevistadores, y que aproximadamente podría resumir con el siguiente enunciado (añadan de fondo a estas palabras el rostro del periodista, incapaz de disimular su suspicacia):

¿Considera que este libro entronca con esa nueva corriente narrativa llamada -a veces, preventivamente, omitían el nombre- 'Generación Nocilla'?

La pregunta llegó a hacerse previsible, con las ventajas que tienen las cosas previsibles, y es que uno puede tener preparado un speech para largarlo en el momento oportuno. Mi respuesta, más o menos, siempre iba en el mismo sentido: que mi relación con esa generación (si es que existe) se daba más en términos de intersección que de pertenencia, que a mí lo de pertenecer nunca me ha hecho demasiada gracia y que no me siento cómodo dentro de ninguna camarilla, porque si hay un tipo que rechace el espíritu gregario ése soy yo. Pero claro, a continuación, y si tenía tiempo, largaba acerca de lo muy interesantes y estimulantes (cojonudas, era lo que me apetecía decir) que me resultaban las obras de algunos de los autores englobados bajo dicha etiqueta. Y que más que participar de determinada nomenclatura lo que creía que compartíamos era una manera de situarnos en un terreno fronterizo donde convergían diversos lenguajes, de no considerarnos estrictamente 'literatos' (y aquí ya hablaba en clave exclusivamente personal), del mismo modo que no me siento estrictamente 'matemático' ni 'poeta', porque no creo en la autonomía de ningún lenguaje, ni siquiera del literario. Al final, por supuesto, lograba confundir al entrevistador, de manera que nada de lo que había contado aparecía luego en la edición impresa.

Lo que sí me ha quedado claro, al menos, es que dentro de la literatura, digamos, 'joven', hay una serie de autores que han logrado delimitar una parcela, una linde que parece demarcar un adentro y un afuera; y eso no es malo, sino todo lo contrario. La literatura es un sistema dinámico, donde lo que antes era periferia puede llegar a ocupar el centro. Al menos ahora hay una pluralidad de 'modelos' literarios enfrentados (no nos engañemos, todo en esta vida es un polemos o -como diría Nietzsche- una voluntad de poder), mientras que antes de la así llamada GN había un modelo más o menos único en el que pululaban honrosas excepciones (Vila-Matas, Juan Goytisolo, Julián Ríos, Miguel Espinosa...), pero excepciones, al fin y a la postre. Estoy convencido, ahora que empieza a estar de moda poner a caldo a algunos de sus exponentes, que la GN ha sido y es una de las mejores cosas que le ha pasado a la literatura española (prosa y poesía) de los últimos años. Mi opinión personal es que en su centro y en su periferia (incluyo aquí aledaños 'afterpop' y 'mutantes') se han generado obras que perdurarán y que han cambiado la manera de ver las cosas (la literatura, en particular). Y si no, al menos, servirá para que otros tomen posiciones, desde la proximidad hasta la absoluta oposición. Y allá cada cual.

11 comentarios:

Ibrahim B. dijo...

De acuerdo en un 84,16% de lo aquí expuesto.

Cabe la posibilidad de especular largo sobre la futura recepción de la ficción Afterpop española sincrónica en el tiempo ¡!¡!¡!¡!¡! (en mi post ‘Homo Sampler Resaca’ hablo del carácter fantasmagórico que hoy inunda un relato publicado hace la friolera de 8 años), o bien jalonar desde ya esa interpretación en retrospectiva, muy correcta, que es la que tú adviertes y que yo suscribo al 117% (periodistas & números), o sea
"lo muy cojonudas que resultan las obras de algunos de los autores englobados bajo dicha etiqueta";

pero sobre todo, sobre todo, lo que más me llama la atención es ese barómetro que empleas, según el cual se trata de una tendencia generalizada “poner a caldo” la susodicha producción contemporánea. Sería incapaz de intentar una aproximación al clima de opinión aquí en la blogosfera, pero a nivel mediático, si bien está teniendo lugar el silencio previsible a título de generaciones (como vimos hace poco en Público, ahora los coolhunters culturales andan a la caza y captura de hipotéticas generaciones nacidas a partir de los 80, y muy bien que hacen), parece que a nivel de autores individuales todo son, ahora sí, elogios, loas, églogas: piénsese en la alegría con que ha sido recibido ‘Homo Sampler’, o si quieres, glup, glup, ¡ajh!, ‘Click’.

Y, caramba, ojala algún día asistamos a la reedición de textos como Circular en Cátedra Hispánicas.

Anónimo dijo...

No hay que acudir a la blogosfera para detecetar ese 'poner a caldo', basta con quedarse en este lado analógico de la realidad. Yo mismo, por el simple hecho de haber publicado en Candaya y por estar 'asociado' a cierto ámbito nocillesco (menudo circunloquio), he sido descalificado prejuiciosamente como 'bah, otro nocillero', sin un examen mayor de lo que escribo. Las cosas, triste constatación, son así de burdas y estrambóticas.

Luna Miguel dijo...

Hay quien prefiere el Neskuik, amigo Hautor.

Anónimo dijo...

LLevo 50 páginas de Click! y en estos momentos me debato entre seguir adelante (¡¡¡lo he comprado y no es de bolsillo!!!) o dejarlo (¡¡¡me está aburriendo mucho lo que me cuenta míster serezade o como se diga!!!).
¿Qué hago?
¿Va mejorando?

P.D. "Cortes publicitarios" es inmejorable en mi modesto parecer.

Francisco Esteban

Anónimo dijo...

Yo te pediría, Francisco, que siguieras hasta la 80 (la novela es más 'convencional' al principio); y si entonces no te has enganchado te sugiero -honestamente- que lo dejes. No tienes ninguna obligación adquirida (supongo). Gracias por intentarlo, de cualquier manera.

Anónimo dijo...

Te haré caso.
Seguro que me retracto. Soy un retractante natural.

Anónimo dijo...

Ya me cuentas. De cualquier manera, gracias por tu sinceridad.

Anónimo dijo...

Me ha gustado el libro, qué carajo, una mezcla de American Beauty y Alta fidelidad.
No me divirtió mucho (y en ocasiones creo que era lo que buscaba) pero me parece que está muy bien escrito. Y eso, ante la penosa marea de literatura vulgar que nos ponen delante (con Stieg Larsson a la cabeza) ya es un logro.
¡Vamos! Que no eres Kiko Amat!!! Que tú sabes escribir!!!

Francisco E.

Anónimo dijo...

Vaya, pues me alegro de que la hayas acabado (sin demasiado sacrificio por tu parte). Como dices, la novela no siempre se lo pone fácil al lector. Más que american beauty, yo la relacionaría con Wong Kar-wai, sobre todo con su barroca 2046. Gracias, de nuevo, por tu sinceridad.

Anónimo dijo...

No, no ha sido tanto sacrificio. Es la novela que más en lo que llevo de año (aunque no sea perfecta), porque lo de "Todo lleva carne" o el amigo Larsson es para echar a correr y no parar!!!
¿2046?
Ummmm... puede ser.
De todas formas es una película que me decepcionó bastante, espero que tu siguiente novela alcance la maestría de In the mood for love.
¡Ah! Me gustaría escribir como tú, no lo olvides. Soy un crítico-frustrado, el deporte patrio.

F.E.

Anónimo dijo...

Ja, ja, Francisco. Tienes suerte de que estemos empezando febrero. Seguro que encuentras muchos más libros interesantes a lo largo del año.