jueves, 14 de febrero de 2008

Dalí, Cortázar, el metro y la paradoja de los gemelos




Ésta sería mi propuesta para los relojes que en los andenes del metro de Madrid indican el tiempo que queda para la llegada del próximo convoy. Efectivamente, uno siente que allí, a varios metros de profundidad bajo la superficie terrestre, el tiempo transcurre de otra manera, que dos minutos pueden convertirse en cuatro o cinco o veintisiete, que uno podría leer un capítulo de Guerra y Paz en ese minuto que indica la inminencia del paso de convoy. Si no se le hubiera ocurrido ya a Cortázar escribir un cuento (El perseguidor) reflejando esta inconmensurabilidad del tiempo psicológico y el físico en el escenario de una red de metro seguro que me atrevería a intentarlo. En definitiva, si quieren vivir una experiencia temporal digna de la teoría de la relatividad (imagino un experimento similar al famoso propuesto por Einstein y conocido como paradoja de "Los gemelos". Tómese un par de gemelos, baje uno al metro mientras el otro se queda en la superficie leyendo el periódico -por ejemplo-, controle el gemelo del metro el tiempo señalado hasta la próxima llegada del ídem, cuando lo vea aparecer por el túnel suba corriendo hasta la entrada donde aguardará su gemelo y pregúntele sin dilación el tiempo transcurrido. El gemelo de la superficie dirá: "cinco minutos". El gemelo que ha permanecido en el metro responderá: "ahí abajo sólo han pasado dos". Los dos gritarán al unísono: "ahí va") o, simplemente, que el tiempo les cunda, bájense al metro de Madrid. Ya les digo.

4 comentarios:

Tucuman 846 dijo...

Teoría que se ve reforzada cuando en un mismo viaje cambiamos un andén del metro madrileño por otro de la red de Cercanías... el tiempo no es relativo, es blando, lleno de platos con judía y fotos en blanco y negro

Hautor dijo...

Algo que tiene que ver con el tiempo... Estoy alucinado. Al mismo tiempo que dejaba un mensaje en tu blog, aparece éste en mi cuenta de correo.

Increíble sincronicidad.

Tucuman 846 dijo...

Y es que el tiempo no es una cuestión de percepción, sino una cuestión anímica, quizá realmente exista y viaje por el espacio en forma de ondas, como la luz, como -sorprendentemente- la materia.

Sí, el corta-pega hizo su efecto.

Hautor dijo...

Uf, menudo tema, el tiempo. De hecho, es "el tema". Precisamente el tiempo es lo que no se puede definir, a partir de lo cual se define todo, en particular el movimiento. Y por tanto (recordemos que "metáfora" significa, literalmente, desplazamiento, mudanza) la metáfora. La literatura no es más que una buena manera de mostrar el tiempo (una manera de mostrarse), de intentar dar una definición de eso que no tiene definición. Menudo lío. En cuanto uno habla del tiempo se ve irremediablemente abocado a la paradoja.