Hace unos días tuve el placer de presentar junto a Jordi Doce el nuevo libro de Óscar Curieses: 'Dentro'. Jordi y yo acompañamos al autor y a Manuel Rico, editor de Bartleby. Si 'Sonetos del útero', el anterior libro de Óscar, daba muestras de una extraña calidad este nuevo sigue por el mismo camino y -a mi parecer- lo supera. Os dejo uno de los poemas que más me ha gustado del libro:
TRADUCCIÓN DE ULISES O LOS HEROICOS CARNE
BUZOS DE PIEDRA
El lenguaje yace en lo más hondo del océano, piedra
eterna indiferente a las mareas. Lo miran las sirenas con
sus profundos ojos, y lo pronuncian cosiéndolo en la
boca de los hombres naufragados. Ellos luchan por hacerlo
aire en su lengua, carne en su viaje. Pero la palabra
siempre les alcanza, no la alcanzan ellos.
Toda lengua es un anzuelo. Todo anzuelo una pregunta.
Las sirenas gritan con labios pétreos y tiran de la lengua
de los hombres para que éstos digan su lenguaje bajo el
agua.
Ellos, que no entienden nada, balbucean el único aire
que les queda hasta ahogarse. Después, van regresando
muertos, poco a poco, hasta la superficie donde flotan y
son pasto de los peces.
domingo, 28 de marzo de 2010
martes, 23 de marzo de 2010
Conjuntos facebook
Un resultado elemental de la teoría de conjuntos afirma que el conjunto formado por las partes de un conjunto (lo que normalmente se denomina 'conjunto potencia') es siempre mayor (en términos de cardinalidad) que el conjunto inicial. Pondré un sencillo ejemplo. El conjunto formado por los tres primeros números naturales C={1, 2, 3} tiene como conjunto potencia el siguiente: P(C)={{}, 1, 2, 3, {1, 2}, {1, 3}, {2, 3}, {1, 2, 3}}, donde {} representa el conjunto vacío. En general se cumple que la cardinalidad (número de elementos) del conjunto potencia es de dos elevado a la cardinalidad del conjunto original. En fin, si aceptamos que el número de usuarios de facebook es de cuatrocientos millones, su conjunto potencia es del orden de dos elevado a cuatrocientos millones, una cifra demasiado elevada para colocarla en un post como éste. Ésa es la cifra total de posibles agrupaciones. Cuando uno crea un grupo o un evento no deja de ser una 'parte' del total de elementos (un elemento del conjunto potencia). Nace así una comunidad que no estaba constituida a priori. Dicho de otra manera, se manifiesta un elemento del conjunto potencia que latía a la espera de salir a la luz. Desde el grupo de 'personas que no tienen nada que ver con ninguna otra', que estaría formado por un único elemento hasta el sencillo 'personas que son miembros de facebook', formado por todos los integrantes de la red social, todas las pocibilidades están abiertas, a la espera de un enunciado que las agrupe. Facebook permite que la potencia de un conjunto (una comunidad diversa de seres humanos) se manifieste. Los críticos pueden decir que dicha comunidad no tiene ningún tipo de representatividad, que no constituyen una comunidad 'real'. Ni falta que hace. Las comunidades reales se constituyen (o son constituidas por el poder biopolítico) con el fin de obtener algún tipo de beneficio o rédito político o económico. Comunidades de gays y lesbianas, comunidades de padres divorciados, comunidades de mujeres maltratadas, comunidades de víctimas del terrorismo... Nada hay que objetar a la existencia de tales agrupaciones, que tienen derecho a reivindicar sus derechos y defender legítimamente sus objetivos. Es cierto que el poder (y los medios de comunicación coaligados a dicho poder) se sirven de las comunidades (muchas veces creadas a golpe de encuesta) para decidir acerca de alguna ley, o para diseñar alguna estrategia legitimadora de sus políticas. Zizek aboga (creo que con razón) por mantenerse a la sombra de dichos focos estadístos, de dicha 'visibilidad' institucional. Una comunidad virtual (y facebook provee una canidad ingente de ellas) no busca legitimarse, no busca hacerse real para solicitar reconocimiento público ni mediático. Los auténticos guerrilleros no piden el reconocimiento de ninguna institución. No renuncian a la sombra, porque saben que ésa es la condición y el fundamento de su existencia. Respetemos a los conjuntos facebook. Agrupaciones que nacen, crecen y desaparecen, como esas reuniones de amas de casa alrededor de un juego completo de Tupperware (un lugar ideal, por cierto, para conservar el vacío).
jueves, 18 de marzo de 2010
Un sueño
He soñado que visitaba tiendas de ropa y que las tiendas estaban casi vacías. Me paseaba a mi sabor entre prendas que sopesaba en la mano como si fuesen especies fascinantes sacadas de una película 3D. Dos o tres personas me acompañaban. Se conformaban con mirar. Tenían apecto de pobres. Pensé (en el sueño): "debe ser la crisis". La crisis se ha colado en mis sueños. Resulta extraño pensar en la devaluación de las pesadillas, en la miseria de los sueños húmedos. Los dependientes nos observaban desde sus mostradores como aves carroñeras. Las cortinas de los probadores estaban abiertas, revelando el espantoso vacío de los espejos reflejando la nada. Escuché la conversación de los otros clientes. Hablaban griego. Yo no sabía lo que era, así que dije una palabra. Pronucié la palabra 'escaleno'. Pero esa no valía. La palabra escaleno era griega. Así es que lo intenté con 'cocido'. Me salió un 'cocido' en perfecto castellano. Éramos españoles y éramos griegos merodeando entre montones de ropa. Quise averiguar la nacionalidad de los dependientes. Pero no me atreví. Tuve miedo.
lunes, 15 de marzo de 2010
Conjuntos Bartleby
Reconozco en Alain Badiou una de mis referencias filosóficas inevitables. Badiou cree firmemente que las matemáticas constituyen la verdadera ontología, y en eso le doy la razón. Nada puede pensarse que no sea formalizable en términos de teoría de conjuntos. Pondré un ejemplo muy básico, el de Bartleby, el escribiente. Todos conocen la fórmula bajo la que el personaje de Melville se refugiaba en su inoperancia: I would prefer not to (prefería no). Bajo esa frase pueden esconderse muchas interpretaciones (ríos de tinta han corrido al respecto y talentos como los de José Luis Pardo, Deleuze o Agamben se aplicaron a ello). A mí se me ocurre al menos una desatendida hasta el momento. Se trata de una interpretación conjuntista. El profano en teoría de conjuntos no está obligado a saber que existe un axioma, conocido como ‘axioma de regularidad’ o ‘de fundación’ según el cual (lo diré con palabras, puesto que los blogs se resisten a la notación matemática):
“para todo conjunto x distinto del vacío existe un conjunto y que le pertenece y tal que la intersección de x con y es vacía”
Dicho de otra manera: todo conjunto posee un elemento que no está incluido, es decir, disjunto. Esto que en principio puede resultar paradójico impide, por ejemplo, que existan conjuntos mal fundados, es decir, que se contengan a sí mismos. Lo que asegura este axioma es que todo conjunto posea una alteridad inalienable, elementos de los que, de algún modo, ‘no se sepa nada’. Pues bien, lo que afirmo es que Bartleby es de alguna manera uno de esos elementos, un ser que pertenece –en su caso particular- a un despacho pero que no tiene nada que ver con él. Su ‘preferiría no’ actúa como escudo contra la inclusión de sus elementos (voluntad, sicología, pasado… Vida, en definitiva) en el conjunto mayor: el despacho. Bartleby es un síntoma de la opacidad que subyace a todo conjunto, un mentis a la transparencia absoluta de la que ya habló Vattimo en su momento y que se impone como –lógicamente- imposible desiderátum de nuestros tiempos. Nuestro sistema (si esa palabra le molesta pueden usar cualquier otra, por ejemplo, ‘gran múltiplo’) ya no se conforma con la pertenencia, con usar nuestro cuerpo y nuestro tiempo durante el período laboral. Este ‘múltiplo’ insaciable desea nuestro deseo, es decir, hacerse dueño de nuestra voluntad, de nuestra sicología y de –todo- nuestro tiempo. Quiere que gocemos trabajando, que gocemos nuestro tedio (convertido en ocio por su complejo sistema de producción cultural) y que lo mostremos, para que nada de lo que nos pertenece le pase desapercibido. Frente a ello, la inoperancia Bartlebyana. Frente al múltiplo-Sistema, el múltiplo-Bartleby. El múltiplo-Bartleby impide la pertenencia del sistema a sí mismo, la transparencia total. Bartleby nos salva de la incoherencia. Respetémoslo.
jueves, 11 de marzo de 2010
Presencias
El miércoles que viene -dia 17- estaré de siete y media a nueve y media en la biblioteca de La Casa Encendida, hablando de lo que uno entiende por literatura y de lo poco o mucho que de eso hay en mi obra. Más información, aquí.
La siguiente semana, el día 25, andaré por tierras murcianas. Volveré a la facultad de matemáticas -qué cosas tiene la vida- para hablar de Lenguaje científico y lenguaje poético. Ya les contaré si supero el shock de ver a mis profesores de álgebra y de análisis matemático sentados entre el público.
La siguiente semana, el día 25, andaré por tierras murcianas. Volveré a la facultad de matemáticas -qué cosas tiene la vida- para hablar de Lenguaje científico y lenguaje poético. Ya les contaré si supero el shock de ver a mis profesores de álgebra y de análisis matemático sentados entre el público.
martes, 9 de marzo de 2010
Complementarios
domingo, 7 de marzo de 2010
Devenir 'navi'
Ayer fui al fin al cine para ver Avatar. Mientras la veía se me iban ocurriendo cosas. No hay de lo que sorprenderse. Si los entendidos dictaminan que normalmente usamos un 10% de las capacidades de nuestro cerebro (más o menos como le ocurre a la CPU de mi ordenador), lo bueno de sentarse a ver películas como ésta es que dicho porcentaje se reduce a niveles mínimos, lo cual permite que el cerebro se ocupe en otras cosas sin que esto interfiera la comprensión de lo que ocurre en la pantalla. He aquí, resumidas, algunas de las cosas que se me ocurrieron (no necesariemente en ese orden) mientras veía la película:
-Joder, qué mareo (y parece que no soy el único).
-Nunca he visto una película de sobremesa a las siete de la tarde.
-¿Tienen sexo los navis? ¿Por qué no hay navis gordos?
-Esto es matar moscas a cañonazos (me refería a la realización de la película, no a los pobres navis).
-No me parece nada, pero que nada sorprendente.
-Este hombre me toma por estúpido; y debo serlo, porque aquí estoy sentado, viendo su película.
-El guión es una mezcla perfecta de mitología para bebés, new age de mercadillo hippy y LSD en dosis homeopáticas.
-Creo que el 3D sólo tiene futuro en la animación y en el porno.
-¿Por qué demonios hay que hablar de esta película?
Ahora, después de las impresiones sobre la butaca, podría decir un par de cosas sesudas al respecto, pero me atendré a mis propias palabras. He encontrado un vídeo maravilloso para aquellos interesados en devenir navis. La protagonista es una chica que no parece haber reparado en la tercera de mis observaciones:
-Joder, qué mareo (y parece que no soy el único).
-Nunca he visto una película de sobremesa a las siete de la tarde.
-¿Tienen sexo los navis? ¿Por qué no hay navis gordos?
-Esto es matar moscas a cañonazos (me refería a la realización de la película, no a los pobres navis).
-No me parece nada, pero que nada sorprendente.
-Este hombre me toma por estúpido; y debo serlo, porque aquí estoy sentado, viendo su película.
-El guión es una mezcla perfecta de mitología para bebés, new age de mercadillo hippy y LSD en dosis homeopáticas.
-Creo que el 3D sólo tiene futuro en la animación y en el porno.
-¿Por qué demonios hay que hablar de esta película?
Ahora, después de las impresiones sobre la butaca, podría decir un par de cosas sesudas al respecto, pero me atendré a mis propias palabras. He encontrado un vídeo maravilloso para aquellos interesados en devenir navis. La protagonista es una chica que no parece haber reparado en la tercera de mis observaciones:
jueves, 4 de marzo de 2010
Algunas novedades
Me gustaría desde aquí saludar la reciente aparición de dos estupendos proyectos de difusión cultural dentro de internet, algo que demuestra que la red se mueve y que a veces lo hace por muy buen camino. Me refiero al portal dedicado a la cultura Culturamas, donde podéis encontrar tanto noticias culturales como crítica de cine y literatura. El otro proyecto es la revista Presspectiva, cuyo primer número acaba de aparecer y donde se dedica un dossier a la literatura norteamericana más actual (en él aparecen firmas como las de Alberto Santamaría, Luis Bagué o Antonio José Rodríguez Soria). Ha sido un placer colaborar en dicho dossier con un artículo sobre Shelley Jackson, una autora cuyo desconocimiento resulta poco menos que imperdonable y al cual contribuye -eso sí- la total ausencia de traducciones a nuestro idioma.
lunes, 1 de marzo de 2010
Tiempo
Leo una frase de "Suicide", de Édouard Levé, que muy pronto se editará en español:
"Ton intéret pour la peinture relevait de cette suspension du temps dans la matière: au temps bref de sa réalisation, succédait la longue vie du tableau".
Esta es una de esas frases que te obligan a levantar la vista del libro. Un libro que no te haga levantar la cabeza al menos una vez, no me cabe la menor duda, es un libro que no merece la pena. Nunca he entendido la lectura como inmersión, como -más o menos- sofisticado 'regresum ad uterum'. Prefiero los libros que me sumergen y que me obligan a salir de nuevo a la superficie, a tomar aire. Prefiero los libros (y las obras de arte) como los que describe Levé a través de su personaje interpuesto, libros que, como los cuadros, concentran en sí una temporalidad que no es la estrictamente contemporánea del tiempo en el que se vive (si es que en realidad tiene algún sentido eso de vivir en el tiempo en el que se vive) y en el que se los concibe (unas horas, unos días, unos meses). Libros que son capaces de adelantarse a su tiempo y que a su vez son capaces de reflejar el pasado (quizás ese reflejarse y actualizarse del futuro en el pasado -y viceversa- no sea sino eso que llamamos presente). Libros y obras de arte que son como redes capaces de atrapar el tiempo, de replegarlo de una manera insospechada. Auténticos depósitos a los que uno acude en busca de tiempo. Eso, al fin y al cabo, de lo que están hechos la vida y los sueños.
"Ton intéret pour la peinture relevait de cette suspension du temps dans la matière: au temps bref de sa réalisation, succédait la longue vie du tableau".
Esta es una de esas frases que te obligan a levantar la vista del libro. Un libro que no te haga levantar la cabeza al menos una vez, no me cabe la menor duda, es un libro que no merece la pena. Nunca he entendido la lectura como inmersión, como -más o menos- sofisticado 'regresum ad uterum'. Prefiero los libros que me sumergen y que me obligan a salir de nuevo a la superficie, a tomar aire. Prefiero los libros (y las obras de arte) como los que describe Levé a través de su personaje interpuesto, libros que, como los cuadros, concentran en sí una temporalidad que no es la estrictamente contemporánea del tiempo en el que se vive (si es que en realidad tiene algún sentido eso de vivir en el tiempo en el que se vive) y en el que se los concibe (unas horas, unos días, unos meses). Libros que son capaces de adelantarse a su tiempo y que a su vez son capaces de reflejar el pasado (quizás ese reflejarse y actualizarse del futuro en el pasado -y viceversa- no sea sino eso que llamamos presente). Libros y obras de arte que son como redes capaces de atrapar el tiempo, de replegarlo de una manera insospechada. Auténticos depósitos a los que uno acude en busca de tiempo. Eso, al fin y al cabo, de lo que están hechos la vida y los sueños.
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