He encontrado a alguien de mi planeta. A día de hoy tengo en mi poder seis naipes -cuatro de póker y dos de baraja española- encontrados en la calle. Lo curioso es que siempre están solos, alli, esperando que yo los recoja, nunca hay más cartas alrededor. No son nada sin compañeras, fuera de una baraja una carta sola no vale para nada, yo las cuido, voy a montar una ONG.
Pues sí, Valentina, lo más extraño es que casi siempre aparecen solos. Ya te quedan menos para tener una baraja completa. Deberíamos hacer una encuesta y preguntar a cada persona si tiene alguna aptitud para encontrar algún objeto en especial. Seguro que nos llevaríamos una sorpresa.
Pues el otro día me tomé yo ahí mismo en el bar que hace esquina en esa calle con la plaza de Mr. Cascorro una cañita de esas bien tirada con unas buenas patatas bravas, que aunque les faltaba picante estaban bien para cuando no tiene uno tiempo de tomarse más cañas que alivien la garganta. Si tiene uno más tiempo otro día merece la pena pasarse después (si es que el hambre aprieta) a por un “bocata calamares” en la Plaza Mayor y con eso basta de momento para completar uno la caricatura de un madrileño o alegre visitante.
Y por cierto Valentina & company, del diccionario Sebastián de Covarrubias:
“Baraja: En el lenguaje castellano antiguo vale contienda, pendencia, confusión y mezcla, qual la ay en las pendencias y rehiertas de unos contra otros (…). Juan López de Velasco, baraja, quasi taraja, a verbo, turbo, confundo. En esta significación se toma barajar por reñir y tener pendencia en el proverbio que dice ‘Quando uno no quiere, dos no barajan’. ‘A cuentas viejas, barajas nuevas’; en passandose algún tiempo que no se rematen cuantas entre los que las tienen, nacen muchas dudas y contiendas, por averse olvidado de assentar algunas partidas o perdíose papeles o muértose los que podían dar razón de las cuentas. Los que juegan a los naypes llaman baraja el número dellos con que juegan, por ser ocasión de contender unos contra otros, deseando cada uno ganar, y el rebolver unos naipes con otros llaman barajar; y en esta significación dezimos averse barajado un negocio quando le han confundido sin poderse averiguar la verdad. Echarse uno en la baraja es desistir de su pretensión, como haze el que en el juego no tiene puntos para poder querer el embite.
4 comentarios:
He encontrado a alguien de mi planeta. A día de hoy tengo en mi poder seis naipes -cuatro de póker y dos de baraja española- encontrados en la calle. Lo curioso es que siempre están solos, alli, esperando que yo los recoja, nunca hay más cartas alrededor. No son nada sin compañeras, fuera de una baraja una carta sola no vale para nada, yo las cuido, voy a montar una ONG.
Javi, en serio: tú, esto ¿no piensas mirártelo?
Ja, ja, ja...
Nos vemos ya.
H.
Pues sí, Valentina, lo más extraño es que casi siempre aparecen solos. Ya te quedan menos para tener una baraja completa. Deberíamos hacer una encuesta y preguntar a cada persona si tiene alguna aptitud para encontrar algún objeto en especial. Seguro que nos llevaríamos una sorpresa.
Un saludo.
Pues el otro día me tomé yo ahí mismo en el bar que hace esquina en esa calle con la plaza de Mr. Cascorro una cañita de esas bien tirada con unas buenas patatas bravas, que aunque les faltaba picante estaban bien para cuando no tiene uno tiempo de tomarse más cañas que alivien la garganta. Si tiene uno más tiempo otro día merece la pena pasarse después (si es que el hambre aprieta) a por un “bocata calamares” en la Plaza Mayor y con eso basta de momento para completar uno la caricatura de un madrileño o alegre visitante.
Y por cierto Valentina & company, del diccionario Sebastián de Covarrubias:
“Baraja: En el lenguaje castellano antiguo vale contienda, pendencia, confusión y mezcla, qual la ay en las pendencias y rehiertas de unos contra otros (…). Juan López de Velasco, baraja, quasi taraja, a verbo, turbo, confundo. En esta significación se toma barajar por reñir y tener pendencia en el proverbio que dice ‘Quando uno no quiere, dos no barajan’. ‘A cuentas viejas, barajas nuevas’; en passandose algún tiempo que no se rematen cuantas entre los que las tienen, nacen muchas dudas y contiendas, por averse olvidado de assentar algunas partidas o perdíose papeles o muértose los que podían dar razón de las cuentas. Los que juegan a los naypes llaman baraja el número dellos con que juegan, por ser ocasión de contender unos contra otros, deseando cada uno ganar, y el rebolver unos naipes con otros llaman barajar; y en esta significación dezimos averse barajado un negocio quando le han confundido sin poderse averiguar la verdad. Echarse uno en la baraja es desistir de su pretensión, como haze el que en el juego no tiene puntos para poder querer el embite.
Saludos.
P. Parker
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