miércoles, 6 de abril de 2011

Alma, restos de alas


Texto publicado originalmente en el blog de la editorial Lengua de Trapo.


"Alma nace como respuesta (es un decir, nadie empieza a escribir una novela para responder a una pregunta, no se escribe una novela como quien redacta un examen) a la pregunta por la intimidad y, por tanto, del sujeto. ¿Qué es lo que nos conforma? ¿Somos un álbum de fotos, las opiniones que de nosotros tienen los amigos y los enemigos, un perfil de Facebook? Quizás la intimidad no es aquello que creíamos. Quizás la intimidad ha dejado de ser un presupuesto para convertirse en una tarea que tiene que ver más con las palabras que con la salvaguarda de ciertas imágenes. Quizás la intimidad ya solo sea un reducto inencontrable salvo en los libros, un privilegio de escritores, un objeto precioso. Esta novela, como Rosas, restos de alas, de Pablo Gutiérrez, podría ser un libro de instrucciones (Cómo ser J. M., Cómo ser P. G.), los pasos a seguir para fabricarse un alma (un alma es, por ejemplo, un archivo de palabras e imágenes, una carpeta de ordenador organizada en categorías siguiendo un esquema tan absurdo como el de la enciclopedia china de Borges), un alma –casi- freeware, fotocopiable, a disposición de cualquiera. Esta novela, como se verá, responde sobre todo a una voluntad democrática. Por varios motivos:


1.- Todas las almas valen lo mismo, la del autor y la de los personajes.


2.- Lo minúsculo se equipara con lo trascendente. De hecho lo minúsculo es ascendido a la categoría de trascendente.


Por otra parte está la pregunta de si merece la pena seguir escribiendo ficción en un mundo que vive instalado en ella. Se ha hablado mucho sobre el tema y esta novela –qué esperaban- no es una respuesta definitiva, sino otra manera de reformular la pregunta.


Y, nunca insistiré lo suficiente, no, no soy el director de El País."

1 comentario:

Harold dijo...

Qué buena pinta tiene eso.